jueves, 27 de octubre de 2011

Soy un proyecto de Blogger


Me las ingenio para que todos mis deberes tengan forma escrita. Notas, textos o hasta listas de lo que tengo que hacer, pero siempre siento que tengo que escribir. La escritura es un eterno pendiente, aun después de haber escrito todo el día y varias horas de la noche.

Supongo que esto que estoy escribiendo ahora es lo que escribiría si tuviera un blog. No tengo. Bah, he abierto un par, pero no los seguí porque no estaba convencida de los nombres. Los nombres siempre fueron tan importantes para mí. Me acuerdo una vez que nos tomaban una composición en cuarto grado. Te daban una frase, vos seguías… fue tanto lo que tardé en elegir los nombres de los personajes que me quedé sin tiempo para la trama. Me lo tomaba como si estuviera decidiendo los nombres de mis hijos. Me fue bastante mal, y eso que ya entonces se suponía –no sé bien quién, pero alguien suponía- que escribir era lo mío. Una frustración enorme. Y quizá un antecedente de mi dificultad actual para dar con tramas. Como si no pasara nada. Será que naturalizo tanto todo –es lo que es, como me acaba de decir mamá de la suspensión de un viaje, y yo coincido- que después no hay acción… todo es lo que es, para qué contarlo. No sé. Me permito la duda porque, repito, escribo esto con la naturalidad de la blogger que no soy, de ese diario sobre la nada y sobre el todo, online y para quien guste servirse.

Anoche hablaba sobre algo de esto con una chica. Ella tiene un blog. Ella es escritora. No sé si cuando le preguntan su profesión, como a mí me la preguntaron ayer y pasada cierta perplejidad inicial porque estaba en un centro de estudios médicos y no recuerdo que me hayan preguntado antes mi ocupación en un lugar así; digo, pasada cierta sorpresa de la que tardé unos segundos en recuperarme, dije editora. No sé si esta chica diría, en la misma situación, que es escritora, pero yo sé que escribe, publicó una novela y según me contó se la están por publicar en España. Es escritora, qué duda cabe. Bueno, ella me contaba cuánto le sirve su blog. Y me aconsejaba que haga lo mismo. No te das cuenta y de golpe tenés un libro… dijo eso o algo así. Y sé que tiene razón. Hoy tuve un rato libre y fui a su blog. Ya lo había visitado alguna vez. Lo tenía en favoritos, carpeta blogs… más organizado  de lo que me acordaba… leí varios de los últimos posts, con especial interés en el de hoy, porque contaba parte de esta situación de ayer en la que coincidimos, una misa y una comida. Es muy loco de qué misa y qué comida se trataba. Era el cumpleaños de un muerto. Un muerto que era mi cuñado, un cuñado muy muy querido por mí, y amigo suyo, amigo en realidad del marido de esta chica, desde su infancia más tierna, amigo entrañable, amigo del alma, de verdad, y amigo de ella también a esta altura, o mejor dicho a la altura de la muerte de Coco, que fue hace algo más de seis meses. Y ayer Coco hubiera cumplido años, entonces se tuvo la feliz idea –no sé quién tuvo la idea, o si fueron varios en simultáneo- de recordarlo con una misa y después una comida en la casa de uno de sus hermanos. Además de la emoción que sentí en distintos momentos de la noche, me quedé muy conmovida por una cosa: lo convocante de este personaje, Coco, que ya muerto y con amistades varias, una familia grande, la propia y la política –ahí vengo a aparecer yo- sigue aglutinando a una multitud. Anoche éramos una verdadera multitud celebrando el cumpleaños de Coco, la vida de Coco, en realidad, porque como puse en Facebook el día que murió, él era un fan de la vida y se ve que a tal punto que todos lo recordamos unidos más allá de múltiples diferencias, y festejando. Su mujer, sus hijos, su madre, sus hermanos, sus amigos, sus primos, sus sobrinos, una horda de gente conversando alegremente bajo una luna y una tira de bombitas de colores en un jardín urbano, recordándolo en el día en que nadie hubiera querido dejar de estar con él.

Creo que llegué a Coco hablando del blog de esta chica, la escritora, que me cae super bien. Claro, fue eso, porque en la entrada de hoy ella hablaba de la misa. Contaba que había ido a una misa –no decía fui a una misa, decía fui a misa; yo, si hubiese tenido un blog y si hubiese contado el episodio, no habría dicho fui a misa, como quien lo dice un domingo, sino fui a una misa, recalcando el una porque se trataba de una ceremonia particular, con nombre y apellido, de hecho. Bueno, ella contaba que cuando era chica la misa se le hacía larga, y que en cambio ésta de ayer le había parecido corta. Y llamaba la atención sobre las canciones, sobre todo una que le había parecido larga y triste, no usaba la palabra tétrica pero a mí se me hace que esa fue la impresión que le quedó. Estoy segura de que sé a qué canción se refiere. Y he ahí otra diferencia. Porque es una canción muy linda, que me gustaba mucho en mis tiempos de misticismo ferviente, pero resulta que ayer las chicas que con gran voluntad tocaron la guitarra y se pusieron el coro en el hombro, no cantaron bien esa canción, no le dieron la forma alegre y poética que puede llegar a tener, que es como yo me la acordaba y como traté de cantarla, aunque si lo hacía muy a mi manera desentonaba notablemente con la voz cantante que eran ellas, el coro, así que me trataba de acoplar a su tono y a su ritmo resignando la linda versión de mi memoria. Así que no está mal la impresión de Inés –la escritora se llama Inés-, la canción sonó triste y, así cantada, no se entendía la letra, solo un lamento en el que sobresalían palabras lúgubres –templo, voz, clamar, angustia, caer, enemigo, librar, eso solamente en el estribillo-.

Habría que hacer un ejercicio. Los que comparten experiencias las cuentan en sus respectivos blogs. Versiones de la realidad complementadas con el amargor o el dulzor del café que cada uno se tomó a la mañana, las resonancias individuales de cada episodio, las asociaciones libres, las digresiones, las perspectivas. Definitivamente, voy a buscar algún nombre que me guste mucho y voy a empezar un blog. Quién sabe, en un tiempo escribí un libro y ni me di cuenta. Probablemente la sensación de escritura pendiente no me abandone, pero sí se aplaque la molestia.

Sol

1 comentario:

  1. Noo, me la imagino a Pequeña Sol en su pupitre dele que dele con el nombre de la composición! jaj, qué ternura. Aprovechá este rapto y create un blog, ya! Cuchá, conozco a varios que están subiendo cosas a Tumblr. Ta bueno porque te linkea muy rápido con otros que están en la misma.
    Cuando me preguntan qué soy, yo les repito la pregunta fingiendo sorpresa ¿¿"Qué soy??", Acto seguido, cuando el otro se ve obligado a desplegar lo absurdo de su pregunta, respondo:" Ahh,ok... yo soy Persona. Bueno, me faltan dos finales, pero ya casi estoy recibida ¿y vos?", y listo loco, qué tanto. La prox. vez respondé, "soy escritora", y decilo con seguridad pero con un poco de verguenza fingida, eso también funciona. Si te la crees de a poco terminas siendo (persona/escritora/cantante/astronauta).

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