lunes, 1 de julio de 2013

1.


Nadie que vea cómo oscuro el sotobosque
algo allá arriba rechina y apretado cruje
cuando el techo de la selva se pica
y por el poro en picada entra
cuerpo sin masa no existe nadie que vea
este instante cómo atraviesa
sosteniéndose cómo aguanta el día
nada sin germinar sobre mi palma abierta. 

Temporal de enero



Sobre la planchura del río
hace rato que las nubes
no paran quietas.

Ladeadas por el viento
las palmeras se sacuden
como persianas cerradas
como abanicos abiertos,
sobre el techo de la selva
se sacuden y no paran
no paran quietas.

Con los primeras manchas
sobre la tierra oxidada
entre las sogas del tender
sus manos no paran quietas.
Sobre la ropa
sobre la tierra lavada
caen y no paran,
no paran, no paran quietas. 

Ya abajo ya del agua
la gurisada salvajea
y mismo hasta el grito
descalzas no paran;
las hermanas no paran
mismo hasta el grito no paran
no paran, no paran,
no paran, no paran quietas.  


Operativo Yaguareté



Cuando se lo espera desde temprano
el tiempo se detiene acá adentro del monte.
Después de un rato
los ojos se hacen uno con la sombra,
tanto o más delgados que un bisturí
entre la densa maraña vegetal empiezan
a separar una caña de otra
y así los tallos de las plantas
se distancian de sus hojas
para que entre las rendijas del Guembé
sus manchas color bronce por el verde entorpecidas
por fin multiplicadas aparezcan,
al tiempo que un rugido
áspero de rey molesto
interrumpa y amplificado se extienda
sobre esta larga espera
de brazos cruzados y en silencio. 


Mercé

Reina del Este


Ya lo último y me rajo,
bombona mía,
blancas 42 las Adidas,
para vos: reales, pesos
qué digo, besos,
dulces salados
hasta guaraníes tengo.
¿Que largás cuánto
cada chomba?
Vaya a saber
mi flor del Este por qué
a las Rahul Lauren se te dio 
por cambiarles las letras,
que si llegaron en barco
y de ahí en avioneta
poco me importa
de dónde salieron,
vamos mi reina no me llores,
hasta la próxima, dame un beso
que así como me vine
ahora en micro me vuelvo,
pispeando el manualcito
de mi nuevo ai-per
cuatro gigas
y la Custer,
descargada, ya sabés,
acá adentro, todo el viaje
calentita entre mis perlas.


Lamercenaria

Ciudad del Este

Entre bocinas,
multitud y niebla,
esta tarde me verás cargada
caminar por el puente.

Desde allá arriba
de mi mano abierta sobre el río
a tu favor verás caer
una moneda
para que al pisar la frontera
una vez más, Ciudad del Éter,
hija tuya me hagas,
contingente, abstracta casi,
transparente. 


Al día

Jugaban con un encendedor
y provocaron un incendio.
En Capioví,
caída de tendido eléctrico
provocó la muerte de animales vacunos.
Yace fuera de peligro el hombre 
que se prendió fuego
 y se tiró al río. 
Queremos limpiarnos internamente, dijo
el comisario Rovirosa.
Susto entre pasajeros de un micro
que se quedó sin frenos
en Salto Encantado.
El Helvética, de izquierda a derecha
ni una palabra sobre los cuatro disparos,
las sombras ahí pesadas
después brillando arriba
anoche en el monte.